La argamasa empezó a utilizarse por primera vez en las uniones de las piedras en el siglo II a. C. Aquella primera argamasa era bastante débil, y no se usaba más que para extender una capa fina entre los bloques, que seguían tallándose con toda perfección. No obstante, una vez que los romanos descubrieron la manera de hacer argamasa más resistente, las piedras dejaron de tallarse con tanto cuidado, pues ahora, gracias a la nueva argamasa, una serie de piedra pequeñas podían resultar tan fuertes como un bloque grande.
El material que proporcionó a los romanos su gran reputación como fabricantes de argamasa fue el llamado pozzolana. Ellos creían que se trataba de un tipo especial de arena, pero en realidad se trataba de ceniza procedente de las erupciones volcánicas de la prehistoria. La argamasa era más fuerte cuanto más cerca se encontraba la pozzolana del antiguo volcán, ya que las cenizas que el viento había llevado hasta grandes distancias tendían a mezclarse con el suelo de la región donde se depositaban, y eso afectaba a la fuerza de la argamasa ya terminada.
La argamasa romana utilizaba la pozzolana igual que en la nuestra se utiliza hoy día la arena: normalmente la fórmula era de dos o tres partes de pozzolana por cada una de cal.
Los constructores hacían la cal quemando piedra caliza en un horno, pero aunque este tipo de piedra era muy abundante en los alrededores de Roma, al igual que la pozzolana, variaba muchísimo la calidad según los lugares donde se encontrara. Al final, la experiencia obtenida por varias generaciones de canteros romanos en combinar estos dos materiales tan variables para conseguir una argamasa de primera calidad, sirvió de ayuda a las generaciones posteriores para conseguir edificaciones igualmente duraderas cuando tuvieron que trabajar con los materiales casi desconocidos que se encontraban en los territorios más alejados de Roma.
Una vez se descubrió la argamasa, se hizo posible también la fabricación de hormigón. Aunque la realidad es que el hormigón de los romanos no se inventó de un día para otro, sino que se fue desarrollando poco a poco, a partir de la práctica de construir muros con una masa central de escombros. Los constructores descubrieron que si a ese relleno de escombros le añadían argamasa de buena calidad, la pared resultaba mucho más fuerte, y así gradualmente este proceso se fue haciendo sistemático, y a la vez se fue controlando cuidadosamente para asegurar que se pudiera lograr siempre el mismo nivel de calidad.
Había un método de construcción casi universal: sobre una capa de piedras pequeñas de unos treinta a sesenta centímetros, se ponía una capa de argamasa, que se apisonaba suavemente para que se metiera por entre las piedras; luego se ponía otra capa de piedras, seguida por otra capa de argamasa, y así sucesivamente hasta lograr una pared de hormigón.
La historia del hormigón comienza en la antigüedad, hace 8.000 años, la mezcla de cemento con agua, arena y áridos dio como resultado un nuevo material que se podía moldear fácilmente y que, cuando endurecía, adquiría características de solidez, resistencia y durabilidad notables. Este nuevo material fue el origen del hormigón.
Según fuentes históricas, la construcción más antigua realizada en hormigón es el suelo de una cabaña en Lepensky Vir (Yugoslavia), datada en el año 5.600 a.C.
El pueblo egipcio ya utilizaba un mortero –mezcla de arena con materia cementosa- para unir bloques de piedra y levantar sus prodigiosas construcciones. Parte de una de las pirámides de Gizeh (2.600 a.C.) fue levantada con hormigón, y en el mural de Tebas (1.950 a.C.) se conservan escenas de hombres fabricando hormigón y aplicándolo en una obra
Como hemos comentado anteriormente, la civilización romana utilizaba el hormigón en la construcción de grandes edificios, y también en la red de agua potable y en la evacuación de aguas residuales.
Entre otros ejemplos romanos de utilización de hormigones, se pueden destacar los siguientes:
-El anfiteatro de Pompeya, construido en el año75 a.C. , muestra anillos de hormigón en su perímetro.
-El Coliseo de Roma, construido en el año 82 d.C., contiene hormigón en los cimientos, los muros interiores y la estructura.
-El Panteón de Roma, construido en el año 127 d.C., donde se utilizó un hormigón aligerado para construir la cúpula, de50 m de diámetro.
-El anfiteatro de Pompeya, construido en el año
-El Coliseo de Roma, construido en el año 82 d.C., contiene hormigón en los cimientos, los muros interiores y la estructura.
-El Panteón de Roma, construido en el año 127 d.C., donde se utilizó un hormigón aligerado para construir la cúpula, de
-En diversas canalizaciones de agua, con numerosos ejemplos.
Después del gran papel del hormigón en las construcciones del Imperio Romano, no se encuentran muestras de su uso hasta el año 1.200, en que se vuelve a utilizar para la construcción de grandes obras como la Catedral de Salisbury en Inglaterra, cuyos cimientos están hechos de hormigón.
A partir de mediados del siglo XVIII, se empezaron a realizar una serie de investigaciones relacionadas con el cemento y el hormigón. Así, en 1.759, John Smeaton, un ingeniero de Leeds, en el Reino Unido, desarrolló un nuevo mortero para unir los bloques de piedra del faro de Eddystone. Al cabo de pocos años, el reverendo James Parker creó un nuevo cemento de manera accidental al quemar unas piedras calizas. Este nuevo cemento, denominado cemento romano porque se pensaba que era el que se había utilizado en la época romana, se patentó y se empezó a utilizar en diversas obras en el Reino Unido.
En 1.824, James Parker y Joseph Aspdin patentaron un nuevo cemento hidráulico artificial, fabricado por la combustión conjunta de caliza y carbón, que denominaron Portland Cement por su color oscuro, similar a la piedra de la isla de Portland. En sus inicios este material no fue demasiado empleado, a causa de su complejo procedimiento de fabricación, que encarecía su producción.
Hacia finales del siglo XIX, el proceso de industrialización y la introducción de hornos rotatorios propiciaron la extensión de su uso para todo tipo de aplicaciones. Actualmente, y a pesar de todas las mejoras técnicas introducidas, el cemento Portland continua siendo, en esencia, muy similar al primero que se patentó, aunque su impacto y prestaciones han mejorado muy significativamente.
Hoy en día, los hormigones fabricados con cemento portland admiten múltiples posibilidades de aplicación. La diversidad de características ponen al alcance de la sociedad un amplio abanico de modalidades para escoger. Todas las modalidades de hormigones han demostrado a lo largo del tiempo sus excelentes propiedades y su elevado grado de durabilidad y resistencia, lo se puede constatar en las grandes edificaciones, las obras públicas o los conjuntos artísticos (como esculturas), muestra de la funcionalidad y el buen comportamiento de todo un clásico actual.
Miguel Ángel Nieto Asencio